playmobil uruguayo, con termo incluído (i)
Matar el pasado, decir estuve acá antes y ahora estoy mejor ahora que antes, o por lo menos ahora puedo estar y que vos ya no estás ni siquiera en un grano de arena.
¿Cuándo fue la última vez que me gustó una mina? Pero así de verdad, de quedarte pensando a la noche en ella. No sé, períodos de abstinencia, períodos de avanzar en tesis, en novelas, en papers, en guiones y nada, períodos de dejar de fumar, de dejar de tener marihuana, períodos de merca, períodos de la rotation en Palermo, todos períodos que ya van a pasar.
¿Dónde aparecen las chicas que le gustan a PH? Aparecen en los marcos de las puertas de las cocinas de los hostels. Aparecen. Y PH las ve y antes de que le muestren cómo son, PH sabe psicóticamente que le gustan esos rulos. Y claro, lo confirma cuándo aceptan mates y hablan cuatro horas sin que se pregunten de qué trabajan, qué estudian o qué vida tienen en Buenos Aires.
Y entonces Pailos da consejos, habla, reflexiona, da clases y PH no escucha porque ya sabe que si algo tiene es insistencia victoriosa; PH vivió toda su vida escuchando cómo debería llevar su vida y un día dejó de escuchar. Porque sabe que no va a cambiar, que lo único que hizo en dos años de terapia fue darse cuenta de que hay que aceptar, que hay que entender y bancarse a uno mismo.
PH no entendió nada yendo dos años a terapia. PH sigue cayendo en las situaciones rídiculas donde todo lo que estaba bien, todos los besos de bronceador y piel salada, donde el regalo que compró para el cumpleaños de ella termina quedando en el fondo de una mochila llena de arena (Pailos aconsejó tirarlo al mar inmediatamente y PH le dijo que sí, que obvio) porque siempre está la ridiculez del desencuentro, del malentendido, del PH que en un momento se queda callado y deja de ser el descentrado, el del humor ácido, el que tiene cara de borracho, y se convierte en las palabras que vuelven sobre sí mismas y quedan en el lado trasero de las piedras de La Pedrera.
PH está harto de decir que está en un proceso de algo; siempre está en procesos de reorganización; porque sabe que, en realidad, no sabe en qué carajo está, ni qué es lo que le va a pasar mañana, ni qué es lo que le va a gustar mañana.
El pasado no fue mejor ni peor. El pasado está pisado. No se siente. Lo rídiculo ya llegó hace rato.
¿Cuándo fue la última vez que me gustó una mina? Pero así de verdad, de quedarte pensando a la noche en ella. No sé, períodos de abstinencia, períodos de avanzar en tesis, en novelas, en papers, en guiones y nada, períodos de dejar de fumar, de dejar de tener marihuana, períodos de merca, períodos de la rotation en Palermo, todos períodos que ya van a pasar.
¿Dónde aparecen las chicas que le gustan a PH? Aparecen en los marcos de las puertas de las cocinas de los hostels. Aparecen. Y PH las ve y antes de que le muestren cómo son, PH sabe psicóticamente que le gustan esos rulos. Y claro, lo confirma cuándo aceptan mates y hablan cuatro horas sin que se pregunten de qué trabajan, qué estudian o qué vida tienen en Buenos Aires.
Y entonces Pailos da consejos, habla, reflexiona, da clases y PH no escucha porque ya sabe que si algo tiene es insistencia victoriosa; PH vivió toda su vida escuchando cómo debería llevar su vida y un día dejó de escuchar. Porque sabe que no va a cambiar, que lo único que hizo en dos años de terapia fue darse cuenta de que hay que aceptar, que hay que entender y bancarse a uno mismo.
PH no entendió nada yendo dos años a terapia. PH sigue cayendo en las situaciones rídiculas donde todo lo que estaba bien, todos los besos de bronceador y piel salada, donde el regalo que compró para el cumpleaños de ella termina quedando en el fondo de una mochila llena de arena (Pailos aconsejó tirarlo al mar inmediatamente y PH le dijo que sí, que obvio) porque siempre está la ridiculez del desencuentro, del malentendido, del PH que en un momento se queda callado y deja de ser el descentrado, el del humor ácido, el que tiene cara de borracho, y se convierte en las palabras que vuelven sobre sí mismas y quedan en el lado trasero de las piedras de La Pedrera.
PH está harto de decir que está en un proceso de algo; siempre está en procesos de reorganización; porque sabe que, en realidad, no sabe en qué carajo está, ni qué es lo que le va a pasar mañana, ni qué es lo que le va a gustar mañana.
El pasado no fue mejor ni peor. El pasado está pisado. No se siente. Lo rídiculo ya llegó hace rato.
(*) picture from here
9 comentarios:
PH habla de sí mismo en tercera persona.
PH habla de Proceso de Reorganización.
Ergo, PH está hecho mierda.
PH está hasta las manos.
La pregunta que se impone es: la película de esas vacaciones... ¿Fue una de Rohmer o una de Rodolfo Ledo?
Señor PH, me gusta su modo de escribir, como suponía el sarcasmo rodea a su persona y la sabiduría al señor Pailos (que asumo es el muchacho que lo acompaño en su viaje uruguayistico).
Siga con la terapia, porque si esta en proceso, algún día llegara a la instancia final, al menos sin terapia yo no hubiera estado en ese hostel apestoso del país vecino, no coincidía con mi anterior yo.
Me gusto la música que me recomendó.
Por suerte ya vi a mi duraznito, así que estoy más relajada y ya volví a mi trabajo así que estoy, nuevamente, fingiendo ser una señora seria.
Y lo único que me pregunto es, por que lo trato de usted si es un caradura?? (no tanto como su amigo, y ya sabe por que digo esto de el jajaj)
Saludos
(ya sabe quien soy supongo que con lo de duraznito me reconocio...)
yo no hablo: pontifico. (Y sí, en cualquiera de ambos cosas, lo hago en proporciones industriales.)
Un texto emotivo. Me encantó. ¿Alguien tiene un pañuelito?
Aparte otra cosa, dijo Chilavert: es verdad que terapia te enseña (es decir, hace lo posible por enseñarte) que hay que aceptarse a uno mismo. Pero lo otro que enseña (es decir...) es que el espíritu es una sustancia maleable, y que uno puede muy bien ser quien desea ser si se decide. Esto es algo que ustedes, pesimistas, derrotistas, fucking deterministas zen del alma, no quieren entender. Peor: se niegan a escuchar. ¿Por qué no abren las orejas? ¿Necesitan un cotonete?
uno es el que debe darle fin a la terapia, como a casi todo.
saludos
Begoña
flavio: sí, es verdad
fix: un poco sí.
ai: temo decirlo... fue una de ledo pero con pretensiones de rohmer. o de laboratorios roemmer
anonima: cómo no la voy a reconocer a usted, toda tan seriecita? la terapia ya se dejó porque había llegado al punto de empaque. Gracias por el comentario y vivan los duraznitos. al menos hasta que maduren...
mp: tengo un pañuelito lleno de dermaglos....
mp: terapia te enseña que el espiritu es una sustancia maleable? en serio? que fuiste, a un conductista? no, el espiritu no es maleable, lo que es maleable es otra cosa, es la relación qe uno puede mantener con el mundo. Pero el espiritu es lo que es y lo que uno subvierte es la relación con el mundo. Y a veces uno se siente incomodo subvirtiendo cosas. Pero bueno, todos hacemos lo que podemos...
begoñita: y sí. o matar al terapeuta. saludos
como dije: fucking deterministas zen. Paso en este instante a Varela. Necesito saber los detalles de esa historia.
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