La Soufriere: el campeón de los estoicos
Se anuncia la erupción de un volcán en una isla de las Antillas Francesas y los diarios europeos registran que toda la población ha sido evacuada salvo un individuo que se negó a hacerlo. ¿Quién corre hacia las Antillas Francesas? Sí, claro, nuestro amigo del mes, Werner.
La Soufriere es como una especie de comedia de enredos puesta en un trasfondo de drama existencialista. ¿Cómo se comportan los adultos conscientes y autónomos frente a la cercanía evitable de la muerte? Se corren de ella. Ahora, si hay uno que no lo hace, ese debe ser un campeón de los estoicos, un Crisipo cualquiera.
Apenas llegan a la isla, todo es como lo prometido por los cables noticiosos; las calles desiertas, los semáforos que siguen dando rojo a nadie, los perros muertos de hambre; el decorado perfecto para el apocalipsis moderno. Sin embargo, todo empieza a fallar cuando uno de los camarógrafos de Herzog se olvida una de las lentes de la cámera mientras huyen de una emanación tóxica del volcán; encuentran, no a uno, sino a tres estoicos, los tres durmiendo. Los despiertan y claro, no son estoicos sino que simplemente no les importa nada. Uno de ellos incluso dice algo así como “bueno, si quiere, usted puede evacuarme para que me reúna con mi familia pero también me puedo quedar y morir.” Y la cámara se aleja.
Es raro que un documental de Herzog dure tan poco, menos de media hora. Quizás la causa de esto es que el volcán nunca hizo erupción y nadie pudo demostrar su estoicidad.
La Soufriere es como una especie de comedia de enredos puesta en un trasfondo de drama existencialista. ¿Cómo se comportan los adultos conscientes y autónomos frente a la cercanía evitable de la muerte? Se corren de ella. Ahora, si hay uno que no lo hace, ese debe ser un campeón de los estoicos, un Crisipo cualquiera.
Apenas llegan a la isla, todo es como lo prometido por los cables noticiosos; las calles desiertas, los semáforos que siguen dando rojo a nadie, los perros muertos de hambre; el decorado perfecto para el apocalipsis moderno. Sin embargo, todo empieza a fallar cuando uno de los camarógrafos de Herzog se olvida una de las lentes de la cámera mientras huyen de una emanación tóxica del volcán; encuentran, no a uno, sino a tres estoicos, los tres durmiendo. Los despiertan y claro, no son estoicos sino que simplemente no les importa nada. Uno de ellos incluso dice algo así como “bueno, si quiere, usted puede evacuarme para que me reúna con mi familia pero también me puedo quedar y morir.” Y la cámara se aleja.
Es raro que un documental de Herzog dure tan poco, menos de media hora. Quizás la causa de esto es que el volcán nunca hizo erupción y nadie pudo demostrar su estoicidad.
9 comentarios:
Ese final me encantó. La tragedia se convierte en comedia con tanta facilidad!
uh, quiero verlo!
Pienso lo mismo que Eric.
Genial el final.
También podía llegar a durar poco por las razones contrarias: que el volcan erupcionara y se llevara puesto a Herzog de una vez (Sin duda disfrutaría de esta muerte: erguido sacando el pecho contra los ríos de lava. Algún discípulo filmaría el documental en el que un cuerpo de geólogos busca la escultura en piedra viva del director alemán)
Ariel
eric: es como decia woody: la comedia es tragedia mas tiempo
juliea: se lo merece
paula: gracias por el elogio malvado
ariel: claaaaaaaro, sería la secuela; pero no, no queremos que se muera werner. o por lo menos que no lo haga hasta que nos convirtamos en sus discipulos que filman su muerte
Los playmobiles siempre me pusieron un poco violenta.
Besos.
¿me merezco ver la peli? ¿me la prestás la prox. vez que nos veamos? ¿vos tenés todos los documentales de herzog? ayer, en una librería de por acá, pasaron TAMBIÉN LOS ENANOS COMENZARON PEQUEÑOS. pero no pude ir a verla.
un beso.
Yo estoy bajando algo de Herzog, sólo para que no me guste y poder pelearlo a PH
yo subís un volcán en Chile, y ví lava y todo.
hola play
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