type='text/javascript'/> Mundo Playmobxx: Cosas que deja un recital de The Wailers

29.9.07

Cosas que deja un recital de The Wailers


También podría titularse historias de porro. Creo que habían pasado diez años de mi último recital en estadio abierto. AC/DC. Creo.

Es raro pero cuando uno va a ver a The Wailers, uno sabe que Marley está muerto hace muchos años y que no va a cantar; sin embargo, uno no se imagina, a uno le cuesta darse cuenta que está frente al cantante de The Wailers cuando éste es blanco, se viste como un Fidel Castro del Soho newyorkino y además cree que está tocando en Audioslave y que la gente debería saltar, hacer pogo, algo. De los rastros de las entrevistas de Marley hablando un jamaiquino incomprensible y completamente drogado en una campera Adidas roja, no queda nada. No queda nada de la liberación de Zimbabwe, de la vuelta a Africa. Nada.
Quedan tres integrantes y gente que le gusta fumar porro.
Como que lo segundo que hice, después de convertirnos Dragón y Luciana en gente que nos gusta fumar ganja, fue enamorarme de una chica, seguirla con la mirada hasta que se pierda entre la multitud. Cuando finalmente pasó eso, claro, uno sabe que ya está en un recital multitudinario.

El grupo de oficina compuesto por una a la cual le gusta fumar porro y lo confiesa porque es popular; otra que también lo fuma pero no lo confiesa porque es impopular y apenas la invitaron a ir; hay otra que fumó hoy por primera vez pero dice que no le pega, que no entiende por qué tanto escándalo, que no conoce las canciones de The Wailers pero no confiesa que no tiene ningún orgasmo.

La charla del porro y la familia. Pepito y su vieja ahora fuman juntos. La madre está a punto de morirse de cáncer y ahora fuman juntos. Empezaron a cultivar. Y entonces, ahí surge un uh loco que no se sabe muy bien a qué refiere. Un joven en la época de los primeros discos de Skid Row y Poison con viejos indicios de un pelo lleno de glam muestra sus tatuajes y aconseja con la experiencia de años de recital (todavía falta que los de atrás lleguen adelante) a dos jovencitas también drogadas, que claramente hoy terminarán más drogadas y lejos de la cama del glam.

Qué grosso es el reggae.

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