El día que vuelva Gladys, vamos a hacer una fiesta
Hace mil años, cuando cursaba un seminario sobre la Filosofía de la Psicología de Wittgenstein, una señora que estaba claramente viviendo en una realidad paralela pidió la palabra. Alguien había dicho que Wittgenstein parecía encontrarse en un callejón que tenía salida pero que él nunca había elegido una. La señora, despertando de un sueño donde ella era feliz, dijo que lo mismo le pasó a ella una vez: ella creía que toda su familia estaba muerta pero un día se dió cuenta que no, los reunió a todos e hizo una fiesta.
Capítulo 5 de Gladys, Volvé
Otra vez, como cada vez desde que se dió cuenta que Gladys se había ido para siempre y que no iba a volver, Armando se quedó en el marco de la puerta del dormitorio. Gladys, guiada por una rutina que no explicaba su huida, había hecho la cama antes de irse; desde el marco, Armando sólo podía ver una de las esquinas de la cama pero sin embargo sabía perfectamente cómo continuaba la imagen y no sólo la imagen que se veía sino también cómo estaba armada la cama, que juego de sábanas había puesto, cómo estarían tan ajustadas que había que patalear para sentir que uno no dormía en un chaleco de fuerza, qué remera le había puesto bajo la almohada, cómo si se animara a dormir en esa enorme cama de dos plazas con sólo extender hacia atrás su mano derecha podría depositar la ceniza en un cenicero que en letras azules diría Cinzano.
(*)picture from here
3 comentarios:
muy buena introducción. definitivamente hay personas que tienen historias que superan la ficción.
viene bien Gladys!
Gladys rockea, no sé en que parte se decretó que esto no daba "publicable"
vero: esperemos que donde sea que este, gladys este viva y pueda volver.
libelula de acero: rockeemos contra la camarilla editorial
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