Dos opciones para ¿Cómo desaparecer completamente?
¿Qué cosa mala puede pasar si algo tiene el título de una canción de Radiohead y si en la tapa del libro hay un tipo agachado con unos pijamas ingleses, en el mejor estilo de reviente de Trainspotting?
En Cómo desparecer completamente, que no trata acerca del sueño que Thom Yorke tuvo cuando volaba Irlanda, Mariana Enríquez juega con una tensión evidente entre dos culturas urbanas: la del conurbano, rodeado de pobreza, marginalidad, drogas como subsistencia y ríos contaminados y la de Palermo, o más precisamente, la de la Bond Street, donde hay apertura mental, drogas como experimento, y gente copada que sí “te invita a su casa a dormir.”
El que no vive esa tensión sino que la soluciona casi sin pensarlo es Matías, el protagonista de la novela, que cargando con una historia personal de abuso sexual y neurosis extrema, y una familiar de muertes por narcotráfico, abandonos, suicidios frustrados y renovaciones evangelistas, cree que lo mejor, lo que lo va a salvar va a ser, no justamente desaparecer completamente, sino aparecer en otro lado, aparecer en Palermo.
El hecho de que Matías prácticamente no viva esa tensión como tensión sino como la huida al mundo perfecto genera una duda: o Enriquez cree efectivamente que la salida está en Palermo, en el mundo de las fiestas electrónicas y de las marchas homosexuales o cree que el problema es el propio protagonista, un pendejo bastante insoportable respecto de la autocompasión y la paranoia respecto de cualquier mirada externa a él.
Si cree lo primero, Como desaparecer completamente no es sólo políticamente incorrecto sino casi la justificación de un discurso concheto acerca de por qué las fiestas no deberían hacerse más allá del límite de Avenida Rivadavia y La Plata si Enriquez cree lo segundo, la novela se hace exponencialmente más interesante por la ironía que supone un verdadero escape hacia la nada, una huida que supone exactamente los mismos riesgos por los cuales uno huyó. Eso es más Radiohead. La primera opción es, no sé, más Spice Girls.
2 comentarios:
Habiendo leído otras cosas de Mariana Enríquez, me inclino más por la segunda opción.
La pregunta que se me ocurre -más que para Mariana Enríquez, para mí mismo- es: ¿hasta qué punto la ironía es un recurso interesante para plantear una problemática como esta?
el otro día justo andaba buscando este libro para regalárselo a un amigo, pero no lo encontré. me dijeron que ya está en saldos... en fin.
no entendí muy bien si el libro te gustó o no... o cuál opción te parece a vos que es la opción de la autora...
y sí, apenas leí el título de ese libro, recordé el tema de radiohead...
un beso.
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