Inglorious bastards
Creo que Bastardos sin gloria es la película más reflexiva de Tarantino; no sólo porque haya mil referencias al western, a los productores de las decadas doradas del cine estadounidense, porque la película que se proyecta al final tenga más de cine mudo que de otra cosa; es más bien porque es la película que más toma en cuenta el lenguaje propio del cine, en donde hay una teorización acerca de qué significa contar una historia en cine. Hay algo extraño, sin embargo, en Bastados sin gloria. Los personajes del lado aliado no tienen profundidad dramática; el teniente Raine y su banda pretenden, en algún sentido, ser una especie de Wild Bunch pero en ninguno de ellos el motivo de ir a matar nazis de una forma tan brutal se hace historia. Los personajes pueden morir y la película continuará porque no hay ninguno que sea necesario, que sea esencial. El plan trazado originalmente no importa: fracasa, la banda es apresada o muerta, pero la película continúa. Y puede continuar, de nuevo, porque ninguno importa. Los únicos signos de la presencia de la banda de Raine son las insignias nazis en las frentes, las cabelleras arrojadas al costado del camino, pero ninguna otra cosa. Lo extraño de esto es que Tarantino vuelve a crear la misma atmosfera de todas sus películas, la de largas escenas en las cuales la tensión está puesta en exactamente eso que no se dice y que todos saben. En este sentido, es claro que el término "tensión psicológica" es aplicable pero en todas esas situaciones, los que siempre parecen más interesantes son los nazis. Es extraño pero en buena parte de la película, los que tienen profundidad dramática, los que dudan, los que tienen varias facetas, los que no son sólo una cosa, los que tienen que aceptar negociaciones son los nazis. Así, se conoce más al padre que acaba de tener un hijo que a cualquiera de los personajes de la banda, al artista cinéfilo convertido en heroe nacional y en soldado, el detective frío, calculador, asesino pero con razones inexplicables (por qué deja escapar a Shoshana al principio?) para actuar de una manera reletivamente elegante. Que el régimen nazi fue cruel e injusto y que nadie en su sano juicio puede defenderlo, parece ser tan obvio que los motivos de quienes vayan a combatirlos no importan. No hace falta mostrar lo que le han hecho a su familia, ni cómo lo han torturado (excepto al único de la banda de Raine que es alemán), ni cómo los nazis imponían un regimen de terror y persecución; todo eso se sabe y desde el principio, ya sabemos que lso malos son los nazis. No hace falta que nos cuenten nada, no hace falta que tengan conflictos. Hace algunos años vi una película infinitamente aburrida con Humphrey Bogart en la cual un submarino estadounidense perseguía a un submarino alemán por una hora y media; los alemanes hablaban en alemán y nadie intentaba traducirlos; en última instancia, los nazis eran tan radicalmente distintos que nadie podía entender lo que decían o hacían. Eran completamente lo otro. Acá, Tarantino parece querer hacer otra cosa; y eso es generar una especie de empatía incómoda en el espectador. Wilhelm negocia para irse con su hijo recién nacido y finalmente lo terminan matando; hay algo que es intrínsecamente injusto en no cumplir las promesas. Por supuesto, Willhelm es un soldado nazi y todos pensamos que los nazis, por lo menos, eran malos. ¿Uno debe empatizar con Wilhelm? ¿Uno debe sentirse mal si empatiza con Wilhelm? Quizás, en la misma película que se estrena, El orgullo de una nación - es díficil no pensar en El nacimiento de una nación del gran Griffith - esté un poco la clave. La película es una típica película de propaganda, donde un sólo hombre lucha contra miles de enemigos y los vence. Obviamente, con quien "deberíamos" empatizar es con el protagonista y no con los enemigos muertos. Quizás de lo que esté hablando Tarantino es de la facilidad que tiene el cine para generar ciertas cosas en la gente, independiententemente de cuáles sean .
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4 comentarios:
permitime que te deje un link a una nota de oscar cuervo:
http://tallerlaotra.blogspot.com/2009/09/bastardos-sin-gloria.html
creo que esta vez podrían coincidir. los comentarios de la nota también son interesantes. yo no vi la peli. lo haré cuando salga el dvd.
en otro orden de cosas, mañana voy a ver El corredor nocturno, cuyo guión lo hizo un amigo.
saludos.
otra cosa: el 14 de noviembre, oscar proyecta LA SALVAJE Y AZUL LEJANÍA de Werner Herzog. te comento porque por ahí te interesaba verla en pantalla grande. una amiga me dijo que tenía que ver una que filmó en alguno de los dos polos (no recuerdo cuál) porque es fabulosa. vos la tenés??
la escena del strudel es perfecta
nunca vi tanto sadismo en una mirada y en la forma de masticar de una persona
ayer vi Bastardos sin gloria. es interesante lo que decís en este post. y lo comparto. también está buena la nota de oscar. creo que su nota y la tuya se complementan. la película me gustó. beso.
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