type='text/javascript'/> Mundo Playmobxx: febrero 2008

28.2.08

Dreaming en broche


Veinte días, hasta ayer, mis sueños se convirtieron en pesadillas sin entender; ¿qué es lo que hace que alguien diga que tuvo una pesadilla? ¿el contenido?¿el sudor del despertar, el corazón batiendo records de latidos, o la sensación de querer seguir durmiendo y volver a la angustia ficticia en vez de a la angustia concreta e indeterminada?
Soñé que venía un hombre, me miraba con fiereza y me decía “árbol”. Me despertaba y pensaba que estaba en el medio de la playa, sin mis lentes de contacto y gritándole a Pailos que fuera a buscar las mochilas, que nos las habían afanado. Otro día, un hombre me llamaba por teléfono y me decía jljdljopsstuttkjfrach.
Pensé que ya estaba, que ya no me quedaban neuronas ni para soñar; ví mi próxima novela muerta en un archivo que nadie podrá abrir, a menos que tenga instalada la peor versión de Microsoft Word.
Todo hasta ayer.
Ayer me encontré con Silvina Luna; me conocía. No sólo me conocía sino que habíamos tenido una historia en el pasado. Como cuando te reencontrás con una compañera de la primaria que antes era idiota y ahora es idiota pero hermosa. Renacía el amor; me invitaba a Pachá pero yo quería ir a Status. Como siempre, no me decidía adónde ir y me desperté, seguro de que las mochilas estaban bien guardadas.

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19.2.08

Playmobil uruguayo (ii): Varela



Cuatro trabajadores llegan a la playa de Bahía Chica en la Paloma; tienen el antebrazo tostado y la parte del hombro blanca, como si sacaran los brazos por la ventanilla del camión pero hasta sólo una altura.


Ponen cuatro ojotas señalando los postes y hay un equipo claramente mejor que el otro; la mejor pareja juguetea frente al arco, sabiendo que el gol es seguro. El único que no entiende lo inminente es el más grande de los cuatro jugadores, que también es el más gordo y el que menos estado físico tiene; parado frente al arco, algo que como todos sabemos está prohibido cuando el arco mide menos de un metro, se revuelca hacia izquierda y derecha, llenándose de arena y sin poder ni siquiera rozar el balón. Finalmente, cuando el gol se convierte y el gordo está sacándose arena de los ojos, el goleador dice: "Eh, pero Varela hace de golero".


A partir de allí, Varela es el centro de nuestra atención; Varela hace malos pases, se come los goles enfrente del arco o increíblemente hace rebotar la pelota en una de las ojotas. El resultado, luego de 3 minutos es 5 a 0. El compañero de Varela no se enoja; el también quisiera hacer revolcar a Varela; quizás por eso, le tira pases que son imposibles de alcanzar pero que el esforzado de Varela corre.


Toman cerveza que después entierran en la arena. Uno de ellos inaugura otro juego; patean la pelota hacia el mar y todos salen corriendo tratando de alcanzarla. Apenas empiezan a correr, Varela queda retrasado; todos se zambullen entre las escasas olas de la Bahía pero Varela intenta mover sus cortas y torpes patas en un mar que, aunque no es embravecido, lo tira una y otra vez. Varela llega a la mitad del recorrido cuando los otros ya están volviendo; cuando Varela se da vuelta y comienza a retornar, una ola que no le llega a la cintura lo hace caer de cara frente a la arena.


Cuando los tres se cansan del juego y toman cerveza en la orilla, Varela dispone la pelota para tirarla él. Uno de ellos le roba la pelota justo cuando va a patearla y todos van hacia el mar. El juego ahora consiste en el medio; tres jugadores se pasan el balón mientras uno de ellos intenta interceptarlo. Uno de los goleadores del principio se va con la pelota lejos de los otros dos y Varela, quien obviamente era el medio, lo persigue lentamente por toda la extensión del mar contenido en la bahía; en algún momento, el goleador deja la pelota flotando y Varela se entusiasma. Sin embargo, cuando está a punto de alcanzarla, tropieza y el goleador grita "Miren a Varela".


De nuevo, están los cuatro en la orilla; toman la otra cerveza enterrada. Varela está tirado con la cara hacia el sol. Su ex compañero de fútbol y uno de los goleadores lo toman de las piernas y de los brazos y lo arrojan al mar. Pasan diez segundos en los que todos nos reímos de Varela; las risas comienzan a detenerse a los quince segundos. Pero a los veinte, cuando empiezan a correr a buscar el cádaver de Varela, su cabeza gigantesca aparece entre el mar quieto de Bahía Grande y Varela sigue con una sonrisa en su cara.


Varela piensa que tiene amigos que lo defienden; piensan que cuando lo hacen acostar con un travesti en un cabaret de Rocha, es porque lo quieren, porque lo hacen sentir parte de una broma que sólo él entiende por que es del grupo.


Los tres amigos de Varela se nos acercan y nos piden que les saquemos una foto. Lo hacemos dos veces por que en la primera de ellas, Varela se había dado vuelta porque uno de ellos le había tocado el culo. Mientras se van de la playa, uno de ellos, el dueño de la pelota, se retrasa lo suficiente como para imaginarse que es Obdulio Varela y shotear un tiro libre perfecto que da de pleno en la nuca de Varela y lo hace tragar aún más arena.

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18.2.08

playmobil uruguayo, con termo incluído (i)


Matar el pasado, decir estuve acá antes y ahora estoy mejor ahora que antes, o por lo menos ahora puedo estar y que vos ya no estás ni siquiera en un grano de arena.
¿Cuándo fue la última vez que me gustó una mina? Pero así de verdad, de quedarte pensando a la noche en ella. No sé, períodos de abstinencia, períodos de avanzar en tesis, en novelas, en papers, en guiones y nada, períodos de dejar de fumar, de dejar de tener marihuana, períodos de merca, períodos de la rotation en Palermo, todos períodos que ya van a pasar.
¿Dónde aparecen las chicas que le gustan a PH? Aparecen en los marcos de las puertas de las cocinas de los hostels. Aparecen. Y PH las ve y antes de que le muestren cómo son, PH sabe psicóticamente que le gustan esos rulos. Y claro, lo confirma cuándo aceptan mates y hablan cuatro horas sin que se pregunten de qué trabajan, qué estudian o qué vida tienen en Buenos Aires.
Y entonces Pailos da consejos, habla, reflexiona, da clases y PH no escucha porque ya sabe que si algo tiene es insistencia victoriosa; PH vivió toda su vida escuchando cómo debería llevar su vida y un día dejó de escuchar. Porque sabe que no va a cambiar, que lo único que hizo en dos años de terapia fue darse cuenta de que hay que aceptar, que hay que entender y bancarse a uno mismo.
PH no entendió nada yendo dos años a terapia. PH sigue cayendo en las situaciones rídiculas donde todo lo que estaba bien, todos los besos de bronceador y piel salada, donde el regalo que compró para el cumpleaños de ella termina quedando en el fondo de una mochila llena de arena (Pailos aconsejó tirarlo al mar inmediatamente y PH le dijo que sí, que obvio) porque siempre está la ridiculez del desencuentro, del malentendido, del PH que en un momento se queda callado y deja de ser el descentrado, el del humor ácido, el que tiene cara de borracho, y se convierte en las palabras que vuelven sobre sí mismas y quedan en el lado trasero de las piedras de La Pedrera.
PH está harto de decir que está en un proceso de algo; siempre está en procesos de reorganización; porque sabe que, en realidad, no sabe en qué carajo está, ni qué es lo que le va a pasar mañana, ni qué es lo que le va a gustar mañana.
El pasado no fue mejor ni peor. El pasado está pisado. No se siente. Lo rídiculo ya llegó hace rato.
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12.2.08

Regando las plantas I










Lo bueno de cuidarle la casa a un amigo, es poder entrar a la casa del amigo y verla sin que el amigo mismo la habite.

Yo ya cuidé varias casas de amigos, me acuerdo de una en especial. Llegué con miedo, no había entendido el día que se iba y temía encontrarlo. De hecho lo temí siempre. Al principio era paranoia pura. Como si infringiera algún código sagrado al sentarme en un sillón en el que me había sentado tantas veces, pero claro, siempre con amigo presente. Después el miedo se va, y vas dando pasitos chiquitos, como prender la radio o tele, abrir la heladera, revisar el botiquín del baño, revisar las cartas que llegaron, alguna cuenta tal vez. Después un cajón abierto con la punta del dedo, con miedo. Está claro que la curiosidad mató al gato y a las mujeres, pues nos habita claramente. A la media hora estaba zambullida en el revisionismo histórico de los papeles y objetos encriptados en cajones.

Mi búsqueda termino cuando llegué a una clásica Playboy que solo se podía abrir en tres lugares y que sinceramente, olía muy feo. Con la punta del zapato cerré el cajón y me juré nunca mas revisar cajones ajenos. Hasta el día de hoy lo mantengo. Igual a mi amigo nunca lo vi con los mismos ojos.

Hoy vengo esperanzada a esta casa, a intentar regar las plantas y no encuentro nada más que los dejos de quien la habita. Tipo ordenado el Sr. Hipotético. Ni una entrada sin publicar. Todo ordenado, todo publicado. Lo que si encuentro es nuestra historia. Años de leerlo, de cómo él fue el segundo blog que leí en mi vida (el primero fue el de Sr. del Mar) de cómo le comentaba tímidamente al principio, de los almuerzos compartidos, las charlas robadas a noches aburridas.

Ahora me pongo nostálgica y quiero que vuelva. Que me cuente las aventuras con el Sr Pailos, de cómo todo fue fantástico y único y de cuantas mujeres lo rebotan (aunque esperamos que alguna, cada tanto ceda a sus encantos). Yo mientras tanto seguiré acá, mirando con dolor los cajones que juro no abrir y viviendo historias fantásticamente graciosas para llenar alguna noche en que prometa nuevamente que mis caipirinhas son las mejores si el trae de la buena para fumar, y entonces si, él se haga cargo nuevamente de este blog.

Libélula de Acero



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7.2.08

abierto por vacaciones



- Teléfono para el señor PH.
- Decíle que no estoy, que estoy filmando el nuevo Baywatch charrúa, para canal 6 de Tacuramembó, bo.
- Pero señor PH, no existe el canal 6 de Tacuarembó.
- Y qué hago con la tabla ahora?
- ¿Cómo, vos no eras un afamado productor argentino en busca de neuvos talentos?
- No, chicas, dejenme explicarles.
- ¿Qué nos vas a explicar? A ver, guardavida, verdadero guardián de la bahía, correte que me subo a tu silla de umpire y te hago un petiso.

Mientras ese dialogo sucede, Libelulita riega las plantas en este blog.

6.2.08

ya tienes las postales del paraguay



Cada vez que me de paja escribir en el blog, tendría que volver a comprar bondiola de cerdo en la parrilla de Jujuy y 15 de Noviembre que ahora tiene un cartel grande que dice lo del Tano y más chiquito, como si hubiera que ocultar pero también mostrarlo, dice Mafia.
Mafia, suelto, como si se hubiera escapado. No estaba el Tano, sino la mujer del tano, que debe ser la única parrillera en el rubro. Del lado de adentro de la parrilla, que cada vez más me hace pensar en la cocina de una cárcel, un hombre charla con ella.
- Sí, hay que irse a Clorinda.
- Y después pasás a Paraguay.
El hombre es extraño; tiene el pelo largo teñido de rubio hasta la cintura y pone sus brazos en la cintura. La mujer del tano acomoda con la mano pedazos de carne y despeja moscas con el trapo. Las uñas del hombre no sólo están largas sino que además están pintadas de blanco.
- Sí, fuera de la Argentina.
- Claro, no importa por dónde paso, tengo que irme afuera del país.
Las uñas son lo de menos comparado con los dos bultos que se notan por debajo de la remera marrón del Zoológico de Escobar.
Cuando me da mi sanguche de bondiola, no dejo de pensar que eso ocuparía 40 páginas en una novela de Saer.
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5.2.08

Moris trabaja de árbitro bombero

¿Por qué me bajé Pato trabaja en una carnicería? Odio visceralmente esa canción; la canto –para odiar bien, hay que conocer bien – y siento que estoy diciendo estupideces, en el mejor de los casos, o que estoy siendo falso, como me imagino a Moris escribiendo acerca de Pato, el pobre tipo que trabaja en una carnicería.
La voz falsamente impostada, la creída poesía urbana, el corito atrás que pertenecería a cualquier canción de Sandra Mihanovich y la postura de que estoy diciendo algo importante, que estoy tocando el verdadero fondo del conflicto social, no sólo eso, sino que estoy tomando partido, el partido correcto. Lo mismo pasa con el Oso. En el Oso, todos están del lado del Oso que fue enjaulado y en contra del burgués y viejo tigre, ese que se mantiene quietito detrás de las rejas.
Hay que tomar posiciones, hay que denunciar, hay que decir que el mundo no puede ser más que de otra forma: la que pienso yo, la que piensa Moris, que con su universidad de la calle (nunca la escuela siempre la vida), la sabe lunga. Los demás son todos unos giles. Y no sólo eso, sino que nunca existe el conflicto interno: o sos un gil o la sabés lunga.
¿Y quién es Pato?
Es el que”
tenés excusas, los otros tienen
que te mantengan para eso están
sos el burgués mas corrompido que existe
y te engañas pensando que sos un hippie
vos explotas a todos y no das nada
y eso es ser el peor capitalista
cuando tenés, te hacés el burro
vivís de arriba, que asco me das
vos te reís del mundo y de las personas
pero querés que el mundo te alimente
otros te proporcionan lo necesario
y vos seguís creyendo que es lo corriente
que inútil sos, que mantenido”

¿Un carnicero es culpable de todo eso, por qué no hace la revolución, la verdadera revolución?
O no, Pato trabaja en una carnicería es otra cosa; Pato trabaja en una carnicería porque trata a los demás como carne, como mercancía muerta; pero si Pato trabaja en una carnicería metáforica… ¿dónde trabaja de verdad? No importa, para Moris no importa. Denuncie, juzgue sin saber, pongase del lado de los buenos, que es el lado de Moris, obvio. Porque Pato, sea carnicero u otra cosa está del otro lado, del lado de los malos, del lado de los capitalistas. Por suerte, tenemos a Moris que nos hace dar cuenta de todo; que el Oso tiene que ser libre porque el oso sabe lo que es ser libre. Si hubo algo bueno en Tango Feroz, fue dejar al Oso en el lugar que le pertenece: en el hit de la Mega que emociona a las amas de casa entradas en años.