descripción de un vestuario
En un vestuario de hombres la gente se desnuda. Y se desnudan, más tarde, más temprano, menos oculto, más oculto, todos.
Algunos creen que entrar en un vestuario es casi equivalente a entrar a una playa nudista; creen que por que están en un vestuario, pueden sentarse con sus culos desnudos y discutir sobre economía o sobre fútbol o contarle a un oscuro oyente su historia como casi campeón de basket. Estos algunos caminan de la ducha hasta el lugar donde guardan los bolsos y compran Gatorade en pelotas y después se sientan y siguen en pelotas y, al final, lamentan tener que irse y vestirse.
Uno podría pensar que son los jóvenes, los que todavía no sufren el lógico deterioro físico, los que estarían más orgullosos de mostrar su progresión en la adquisición de masa muscular; sin embargo, aquí no. La ironía maneja toda la vida y que el lugar donde haya más viejos desnudos se llame El ateneo de la Juventud lo demuestra cabalmente.
Los que todavía tienen pelos, ahora están cubiertos de nieve blanca en las pelotas; los que ya carecen totalmente de pelos, creen que sus partes han crecido. Como si fuera un adelanto de lo que tarde o temprano les llegará, la ancianidad y la muy posible senilidad, los casi ancianos muestran sus cansados y canosos miembros como quien pone una antigüedad china en el centro de la mesa. Para que todos lo vean y todos sepan que lo compró, que sepan que hubo un acto anterior que lo hizo distinto a la vulgaridad del resto del gimnasio. Para que sepan que en el pasado algo mejor pasó.
(*) foto de acá