type='text/javascript'/> Mundo Playmobxx: octubre 2006

26.10.06

Criterio de demarcación

Me quedan tres cigarrillos. No puedo dormir. Me levanté, me pusé un pantalón, me tomé la Coca-Light, prendí la lámpara y no me puedo dormir. Mañana me tengo que levantar temprano, una videoconferencia con la Luna, con Plutón para ver si se siguen pensando que son un planeta y no me importa.

Nada me pone más nervioso que no poder dormir. Quise escribir una carta de odio, quise contar toda la verdad en una carta de ficción y no sale, porque estoy enojado porque no puedo dormir, porque quisiera fumarme ese porro que me queda, que es el último, pero en un rato me tengo que levantar y hacer que me interesa la vida en Plutón y cómo mejorarles la vida en Plutón a través de la instalación de prácticas democráticas.

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Me puse los auriculares, no sé bien para qué. Para concentrarme en Jokerman por Caetano. Para seguir pensando en esto:
Un tipo conduce por una ruta vacía. Aburrido, casi dormido, sigue el camino con su mirada distraída. Sin saber de dónde aparece una vaca en medio de la ruta. El auto choca con la vaca, el hombre muere, la vaca muere. Los hijos del hombre lo lloran. Los terneros de la vaca se cogerán entre sí.

La vaca viene de otra realidad, de una realidad 2. La realidad 2 está superpoblada y están empezando a arrojar sus sobrantes a la realidad 1. Lo de la vaca fue una prueba científica que ha sido todo un éxito. A partir de ahora empezarán a arrojar a sus criminales a la realidad 1.

Los gobernantes de la realidad 2 están diseñando un sistema jurídico penal por el cual los convictos peligrosos sean degradados en los planos de realidad. Caerán en la realidad 1, como si ella fuera una cárcel fuera de la jurisdicción; algo así como Australia. Los gobernantes de la realidad 2 son platónicos, aunque está de más decirlo.

Sin embargo, los de la realidad 2 temen a los de la realidad 3. No saben si existe la realidad 3, pero sin embargo la temen, así como los de la realidad 1 creen que los de la realidad 2 son dioses y los han castigado haciéndolos vivir en la realidad 1.
Cada habitante de un plano de realidad cree que hay un plano x+1 que es mejor que el plano X. Sin embargo, nadie puede confirmarlo. Sólo confirman que dudan de X. Es más, nadie confirma que, en realidad, el habitante degradado no haya sido asesinado.

Qué bronca me da no poder dormir.


La tía Hofferlen me regaló esta foto. Es de los tipos grossos. Fue a ver Sumo. Si lo conocen seguro les cuenta la anécdota

22.10.06

Daniel Guebel: los cajones donde explicar a Perón

Rara fue la coincidencia, tanto que no dejaba de parecer que, en realidad, estaba forzando el destino para que no pareciera destino. El martes – sí, el mismo día - me hice con La vida por Perón, de Daniel Guebel.

Con el amigo
Mavra venimos diciendo desde hace rato que había que leerlo aunque más no fuera que para justificarnos en que la película estaba mal filmada pero que la historia era muy buena. Efectivamente, teníamos razón.

(*)

Es claro que La vida por Perón está pensada – y confesada – no como una novela literaria sino como un guión para cine. Sin embargo, la forma más intuitiva de entender, no el texto en sí, sino la “intención” es en relación con un texto teatral pensado del modo más shakespereano posible, con unos actores que interpretan un papel de actores interpretando un actor que interpretan a otro actor.

La bizarra y ambigua charla que mantiene el jefe del Operativo de Montoneros con Perón en Puerta de Hierro no figura en la película por varias razones – su extensión, una continuidad infilmable de diálogos, por afirmaciones muy políticamente incorrectas acerca de Evita - pero, en el marco del texto, explican el contexto “teórico” y de justificación de la historia.

Los personajes de la novela se hallan sobre un escenario que daría al setentismo una panzada de pensamiento, llanto y recuerdo. El día en que murió Perón. Ese mismo día muere Pedro Ignacio, el padre de Alfredo, quien acaba de entrar a militar en Montoneros por una de las razones más claras y convincentes que existen en la vida humana para militar: levantarse una mina.

“Vos sos el peronista que más sufre hoy”, le dice Norma a Alfredo. Dos muertes del padre es peor que dos días de la madre en uno solo, lo sabemos. La muerte de Perón se transmite en el televisor del living de Alfredo; en el living se transmite la muerte de su padre, sin embargo, son la misma.

El plan de intercambiar cadáveres lleva a que el muerto Pedro Ignacio siga interpretando un papel del mismo modo que el muerto Perón también interpreta su papel. Como un Próspero que dirige desde Puerta de Hierro, Perón dice “Cuando me dí cuenta de que no iba a poder construir un país en serio, no me quedó más remedio que inventar un mundo: un mundo peronista. (…) El país fue el escenario de una ópera y me situé en el centro de la escena. Toda infamia que se dice de mí es un elogio de mi inventiva. Y no le digo nada cuando me muera, voy a ser el cuerpo de una leyenda imperecedera, el tronco del cual se va a desrprender una infinidad de relatos.”

La película no es políticamente correcta, no hace un falso revisionismo histórico para justificar o condenar a una parte de una generación; el libro lo es menos y la audacia para tratar en clave de absurdo una trama política o histórica que era, por definición, ambigüa y aparentemente inasible – López Rega y los Montoneros se llamaban peronistas – es una decisión que al menos es novedosa. En ese sentido, decir como decía mi novia de ese entonces luego de ver la película – la persona más políticamente correcta que conocí en mi vida pero que, sin embargo, no tomaba colectivos (sí, ahora la estoy empezando a putear) – que era una gorilada es no entender que cuando uno tiene un objeto tan difuso como “el peronismo” tratar de hacer arte sobre un dogma es hacer política. Y la política se hace en otro lado.

E incluso, contradiciéndome, uno podría decir que es más peronista contar la misma historia de formas totalmente distintas que decir que eso no es peronista, o que no me vengan a hablar de… Porque, en el fondo, el peronismo es infalsable; el peronismo es – o pretende ser – todo.

(*) the picture is taken from here

18.10.06

Feliz cumpleaños, fu**ing PH


Hace un año que pienso en post.

Para un peronista no hay nada mejor que otro peronista

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El movimiento es grande.

13.10.06

Una vuelta por el barrio

Quizás está mal que no esté corrigiendo parciales. Quizás esté mal a pesar de que hoy los hice reír mientas explicaba Popper, mientras que decía que ya sabía que no iba a poder ser el Seinfeld argentino.

El 133 es un colectivo que es ejemplo de la irracionalidad. Por ejemplo, cuando vivía en Villa Urquiza me podía bajar a 11 cuadras de mi casa y llegar en 15 minutos; si me bajaba a 2 cuadras de mi casa, llegaba a mi casa en 25. Vuelto al barrio, es lo único que me trae a casa de Paternal.

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El 133 da una vuelta por todo el Parque Patricios antes de dejarme en mi casa. Y ese lugar fue el ambiente de todas las casas de mis amigos durante toda mi primaria. Cuando no había que preocuparse por si te crecía o no, por si te daban bolas las minas, por si querías tener una carrera y cuál, por si la gente se moría o no.

En el Parque Patricios, en el medio, hay una biblioteca, la biblioteca Enrique Banchs. Yo no sabía bien qué eso era una biblioteca; más bien era una casa blanca en la cual podía vivir un elfo, un gnomo, una bruja o una vaca. Un día alguien me dijo que podías llevarte libros gratis de ahí, lo cual fue lo más parecido a lo que después entendí iba a ser el Napster, con la diferencia que lo tenías que devolver. Podría contar que después de sacar mil libros de ahí, me terminé haciendo amigo del bibliotecario. No fue así.

En la esquina están los juegos. Al costado de los juegos hay un árbol. En el medio de ese árbol y los juegos, jugábamos al fútbol cuando éramos pocos. Ahí hice el mejor gol de mi vida; eludí a cuatro (o a tres, el pasado suele aumentar el número), y la clavé contra el buzo azul que hacía de palo. Yo corría y gritaba estruendosamente, mis compañeros de equipo querían abrazarme o hacerme una manteada – reconozco que durante toda mi vida dije maLteada.

Que se te fuera la pelota para el lado de la calle era horrible. Había que correr y todos corríamos como si diez pibes corriendo matara la posibilidad de que pisen la pelota. Ese día yo no corrí porque estaba festejando mi gol. Lo festejaba junto al árbol, el mismo árbol en que Fede y yo habíamos generado el plan de enterrar una carta escrita con letra gótica que demostraría que América no había sido descubierta por Colón.

Los del otro equipo corrían hacia la calle porque yo había definido fuerte con el empeine. Mi perro que había traído de Mar del Plata con un mes, descontrolado como era, corría más rápido que los del otro equipo, también hacia la calle. Mientras me manteaban, el ruido de una frenada, gritos y los llantos de la perra.

10.10.06

Me casé con un comunista: hasta dónde llega la traición

I married a communist tiene tres temas: el maccarthismo, la influencia decisiva que uno vive de cualquiera persona mayor en su adolescencia y la traición. Los tres protagonistas del libro representan, de alguna forma, cada uno de esos temas, pero es la traición la que atraviesa todas y la que les da un hilo temático.

¿Qué es lo peor que le podría hacer? ¿Qué es lo peor que me podría hacer? Independientemente de si lo llevamos o lo llevan a cabo, esas son las preguntas que alguien se hace cuando termina una relación. Al ubicar a la historia en un pasado de hace 50 años, Philip Roth no sólo muestra las traiciones declaradas y conscientes que se llevaron a cabo, sino también cómo aún sin esa pregunta, la traición rodea y surge como el potencial conflicto de toda relación. El joven Nathan Zuckerman traiciona a su ídolo juvenil, Iron Ringold – y para hacerlo, antes traiciona a su padre - quien a su vez traiciona a su ídolo político, O´day, quien a su vez se ve traicionado por todo Estados Unidos.
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¿Hasta qué punto hay una distinción plausible entre la biografía y la literatura?¿hasta qué punto no es verdad que sólo escribimos de lo que conocemos? Iron Ringold es un militante comunista que trabaja como actor en un programa radial y está casado con Eve Frame, una actriz un poco venida menos pero que supo conocer el éxito durante el cine mudo. Eve Frame, despechada, confundida, jodida como pocas, publica un libro “Me casé con un comunista”, en donde documenta la relación de su ex marido con el Partido Comunista, lo cual resulta en la inclusión de Ringold en la lista negra, en su despido de la radiodifusora y en un alto nivel de desequilibrio mental que termina por matarlo.

La “inspiración” de esa historia no es otra que la propia biografía de Roth. A los pocos años de separado con la actriz Claire Bloom, ella escribe este libro en el cual acusa a Roth, básicamente, de haberse ido de su casa porque no soportaba a su hija y porque no podía abandonar su vanidad.

Quizás, sólo quizás, plantear que la biografía y la literatura son inescindibles o que son escindibles sea una simplificación; también lo será entonces decir que lo que hace Roth es, en todo caso, justificar la traición no como una aberración, no como un pecado sino como un hecho de la naturaleza que enmarcado en un lugar, en un tiempo y en una escritura como la suya pueden bien tomar al maccarthismo como excusa como bien podría haber tomado el teatro isabelino como escenario.
Porque, claro, en el fondo, Roth se quiere vengar de su mujer; pero lo hace desde el mejor lugar para vengarse: del lado de quien explica a quien no entiende, a quien no se da cuenta qué está haciendo.

7.10.06

Agenda de la Comisión Directiva de Afiebrados.blogspot.com


21.30 Llegada de PH a la casa de Dragón del Mar con un disco de reggae kosher.
21.31 Perturbadora conversación donde se termina elogiando a la
familia West, la familia de asesinos aseriales
21.45 Arriba Zedi Cioso
21.46 Zedi Cioso, Ph y Dragón del Mar abren la segunda cerveza con una velocidad prístina
21.47 PH cuenta su vida amorosa reciente y se conforma el potencial equipo de solteros contra casados. Zedi Cioso afirma que todo depende de la descripción y Dragón del Mar asiente. PH espera a su compañero de equipo.
21.51 Asoma el primer elogio a Roberto Bolaño pero finalmente no se concreta.
22.07 Arriba Matías Pailós
22.08 Pailós toma el dominio de la situación; posiblemente porque tiene dos nombres y nosotros solo nombres de fantasía.
22.14 Dragón del Mar pone en el horno la primer pizza
22.16 Se abre la cuarta cerveza y PH corta el vertiginoso elogio a Lamborghini afirmando: Vamos a hablar de laburo.
22.17-22.45 Dos Planes para la conquista del mundo se pergeñan. Brindis con la quinta cerveza.
22.46: Se acaba la quinta cerveza. La comisión directiva conforma dos subcomisiones: la encargada de ir a buscar más birra y la encargada de armar sustancias.
22.49 Visita guiada, brindis y el comienzo del desbarranco.
22.59 Comienza la recorrida por el mundo blogger. Se habla prácticamente de todos y cada uno de los links de nuestros blogs. Se revelan polémicas, puteríos secretos e identidades secretas. También se lo envidia a Salgado Boza.
23.12 El horno atenta contra la salud mental de nuestro anfitrión. La primer pizza aún no está disponible y el ambiente se está tornando confuso.

23.14 La eterna discusión política entre Dragón del Mar y PH se masifica. Obviamente, PH hace referencia a LR mientras DDM vuelve al viejo argumento de "los jóvenes como...."
23.18: La primer pizza sale.
23.21: La segunda pizza sale.
23.42: La conchaetumadre, te dijo que lo mejor de Lamborghini es...
23.55: La décimo primer cerveza se termina. Aún es más díficil registrar los argumentos.
00.14: Pailos cuenta esta anécdota.
00:29: PH aún no puede dejar de reirse, mientras Pailos busca desconsoladamente un lugar donde matarlo.
00.34: En plenario, se decide guardar la quinta pizza para el así llamado vulgarmente "bajón"
00.38: Arriba Luciana, la integrante femenina de Afiebrados.
00.39: Contra lo que se suponía, se vuelve a relatar anécdotas relacionadas fundamentalmente con mujeres. Y en general, con fracasos con mujeres. Y en particular, fracasos propios con mujeres.
01.04: El segundo faso deja a este relator en mal estado.
02.35: El relator se despierta mientras es depositado por Dragón del Mar en las puertas de su hogar, por Zedi Cioso en las puertas de un taxi y por Pailos en el mundo de lo irreal.

Larga vida al Gobierno Provisorio de Afiebrados!

5.10.06

Vamos la celeste!!!

PH versión Montevideo con su mate, su bombilla, su remera del bolso y su calcomania del Frente Amplio, convencido de que Gardel es uruguayo y que el truco también es uruguayo y que el asado sale más rico con leña que con carbón, se emociona con tener entre sus manos el nuevo de Jorge Drexler, 12 segundos de oscuridad, y con que mañana se estrena Los suicidas, con nuestro mejor amigo imaginario Daniel Hendler.
Drexler se separó de su mujer, viajó mucho, se colgó viendo el Faro de Polonio, y como confiesa en algún lado, se preocupó mucho más por las letras que por la música. A veces se nota. Pero no nos importa. Somos felices cuando vamos a Montevideo y el río es omnipresente.
Aquel mensaje que no debió ser leído
Aquel botón que no debió haber pulsado
aquel consejo torpemente desoído
aquel espacio, era un espacio privado.
Pero no tuvo ni tendrá la sangre fría,
ni la mente clara y calculadors,
y aún creyendo saber en lo que se metía
abrió una tarde aquella caja de Pandora
y la obsesión
desencripta lo críptico
viola lo mágico
vence a la máquina
y tarde o termprano
nada es secreto
de los vericuetos de la informática
leyó mordiscos en un lapso clandestino
tragando aquel dolor que se le atragantaba
sintiendo claramente el riesgo, el destino
de la pendiente aquella en la que se deslizaba
y en tres semanas que parecieron años
perdió las ganas de dirnur y cinco kilos
y en flashbacks de celos aún siguen llegando
las frases que nunca debió haber leído
y en la espiral
la lógica duerme,
lo atávico al fin
sale del reposo;
y no hay contraseña,
prudencia, ni pan
que aguante el embate
de un cracker celoso

1.10.06

Lisandro Alonso, un inductivista ingenuo

El fantasma de Lisandro Alonso es una película al menos extraña; y cuando digo extraña digo, casi por definción, anticomercial, lo cual lejos de ser la intención del autor, parece ser precisamente esa.

A diferencia de Los muertos y La libertad, El fantasma pareciera tener bastantes más pretensiones. Si en aquellas los atípicos paisajes – atípicos en la pantalla argentina – daban un marco a las mínimas historias que se cuentan, en ésta la relación es inversa; es el marco el que se convierte en protagonista y los actores solo son instrumentos para mostrar ese marco.

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El marco es el edificio del Teatro San Martín; allí van a parar los dos personajes de las películas previas de Alonso para presenciar en una casi vacía sala Lugones Los muertos. Una acertada decisión hace coincidir la mirada que el espectador tiene de la butaca – la película sólo puede verse en la Lugones durante sólo veinte presentaciones - con la mirada del personaje.

Mientras que en sus películas anteriores, el afán de experimentar visualmente iba acompañado por una armonía que no solía romperse, armonía que siempre parecía conducir a un ambiente sórdido pero que sin embargo no lo hacía, acá Alonso plantea una especie de respuesta a por qué sus películas son cómo son.

El utilizar actores no profesionales – o que actúan como si fueran no profesionales – parece más una decisión previa que un resultado. Mostrar lo no natural del diálogo, lo artificioso y forzado que es pretender hacer interactuar a dos actores, la ruptura que representa la actuación con la armonía que se establece visualmente, parecería ser una reflexión teórica del autor respecto del cine que pretende hacer.

Esa ruptura de la armonía es quizás lo que más puede resultar forzado de El fantasma, precisamente por ser una reflexión externa. Más aún cuando una de las premisas del cine de Alonso parecería ser algo similar al de un inductivista ingenuo.

El inductivismo ingenuo supone que el punto de partida de la investigación sobre la realidad sensible es la pura observación, totalmente desprejuiciada y desnuda y que de esa observación, puede nacer una reflexión de otro tipo. Las tres películas de Alonso se estructuran en una cámara fija que registra escenas de dos a cuatro minutos donde el personaje hace, en general en completa soledad, algo bastante sencillo, como calentar la pava, tomar un ascensor, subir una escalera, recorrer una sala, etc.

El contar una historia de una manera no visual parece para Alonso la introducción de una fuerza exógena que altera la naturalidad de lo que está ocurriendo. Y sin embargo, no es tanto la naturalidad lo que se altera sino las convenciones con las cuales vamos como espectadores al cine. El fantasma, como cada una de las películas de Alonso, frustra constamente las expectativas del espectador de cine minímamente tradicional; nada de lo que uno supone que ocurre a continuación ocurre de la misma forma que la pregunta de ¿qué pasó? carece de sentido. Que eso sea algo bueno o algo recomendable es una cuestión aparte. Sin embargo, esta experimentación sí tiene sentido, al menos en cuanto es una experimentación que es exitosa en lograr una armonía interna.