type='text/javascript'/> Mundo Playmobxx: Last exit to Brooklyn; cojones y alfabetos

10.4.06

Last exit to Brooklyn; cojones y alfabetos

Algunos optan por hacer teoría de la literatura y escribir cuentos o novelas sobre eso; otros prefieren hacer literatura sin teoría; si uno quiere, los beatniks hacían exactamente eso; si uno quiere, Hubert Selby Jr. hizo eso.

Selby no quería morirse a pesar de que los médicos le decían una y otra vez que estaba a punto de hacerlo; reducido a la incapacidad para cualquier oficio manual, Selby recordó que sabía el alfabeto y que eso era suficiente para convertirse en escritor, lo cual hizo durante sus más de 60 años como enfermo agónico.

Además de saber el alfabeto y de saber que no quería morirse, Selby tenía dos ventajas: la de escribir como un miembro honorario de la generación beat y la de solucionar el problema beat de cómo generar acciones y tramas a través de un recurso diferente a la mera descripción rápida, enferma y un tanto caótica. .


La estrategia en Last exit to Brooklyn es bastante sencilla: descripciones con un ritmo vertiginoso, fiestas de drogas, sexo, alcohol y jazz, historias de travestis claramente reconocibles como tales, de bandas de jóvenes no dispuestos a abandonar un wild way of life, de conflictos violentos que se solucionan – o más bien, se incrementan – en los reducidos espacios de departamentos de alquiler de Brooklyn; en el medio de esas descripciones, una escena desgarradora, principalmente sangrienta, que se activa y se desactiva al capricho de Selby, que sólo intenta mostrar que incluso en ese ritmo desaforado, en esa vitalidad constante, puede existir la posibilidad de discriminación y de jerarquía de las historias contadas.

En One dollar a day, una de las peores golpizas irrumpe en la descripción de una noche casi rutinaria de esa banda de jóvenes; en The Queen is dead, Georgette, la travesti enamorada y poética, lucha entre anfetaminas, heroína y bandas de jóvenes, por atraer la atención de su amado, por lograr que él no se acueste con ella de la misma forma en que lo hace con todas sus amigas; en Tralala, una puta muere en el asiento trasero de un auto después de tener sexo con todos los habitués de un bar de mala muerte; en Strike, el líder sindical Harry descubre la causa por la cual odia que su esposa le “toque los cojones”: es homosexual.

Como la erupción del volcán en el medio de ríos de lava ardiente; así escribía Selby; jugándose a quemar todo su cuerpo por hacer detonar la historia que jerarquice y justifique toda esa narración, toda esa maraña rítmica, fugaz, vital de hechos. En definitiva, Selby se convirtió en escritor porque tenía las dos condiciones básicas para serlo: saber el alfabeto y tener cojones.

“y continuaron follándosela mientras yacía inconsciente en el asiento y pronto se cansaron y la cola se deshizo y volvieron al Willies y a El Griego y al cuartel y los que estaban mirando y esperando su turno descargaron su frustración sobre Tralala y le hicieron trizas la ropa y le quemaron con pitillos los pezones y se mearon encima de ella y le metieron un mango de escoba en el coño; luego aburridos, la dejaron allí tendida entre botellas rotas, latas oxidadas y basura…”

4 comentarios:

Silvio Astier dijo...

Sin duda, a la generación beatnik -ni siquiera generación, apenas movimiento-, por estética, discurso y acción me despierta, y me felicito por ello, leer una novela de Anthony Burges: Orange Clockwork. Selby, con mis drugos al ataque, hubiese querido verte si podías resistir tan vivaracho a la enfermedad. Me gustan los Rolling Stones, y me gustan los BEATLESS.

Odio a los mimos.

Anónimo dijo...

¿Quieren realismo? ¿Quieren realismo escatológico, sexual y exagerado? Si, además de eso (nos cuenta PH), quieren ritmo, quieren fraseo vertiginoso, quieren la lírica superveniente cual aura en la sangre, el sudor y las lágrimas, entonces lean a Selby.

Libelula de Acero dijo...

Duuuuuuuuuuroooo, duriiisimo! pero siempre deja un sinsabor asi como...
como...
de paraiso perdido. Y estamos todos locos también!
Tanto en The room, como The Demon.
Creo que Requiem para un sueño es mucho mas dura de lo que se vio en la peli..
pero tremendo!

Playmobil Hipotético dijo...

nadie, nada es contradicorio y menos en tì;
pailos: si, eso y un poco mas; si quieren desgarro, esten con selby jr
libelula, no lei requiem pero tengo la misma, la misma impresion. lo que no se muy bien es eso del paraiso perdido; pareceria ser algo mas como un acostumbramiento a - ya que estamos religiosos hoy - a un purgatorio que dejo de llamar la atencion.