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17.4.06

2666: I. espacio negado


Terminé hace algunos meses de leer 2666, de Roberto Bolaño. Es difícil escapar de una afirmación grandilocuente, decir algo que no tenga la coraza de la frase marketinera de contratapa: “la novela que revolucionará la literatura latinoamericana”, “la obra póstuma del mejor escritor de los últimos años”, “Bolaño mezcla el género policial con todos los géneros y de ahí sale 2666.”

Todos estos meses que pasaron desde que terminé de leerlo, estuve tratando de escribir algo acerca de él y escapar de todas esas frases que, sin embargo, son todas verdaderas al mismo tiempo.

Vamos a empezar por acá y vamos a ver adonde nos lleva: Bolaño construye un universo particular, generado y centralizado lejanamente por Benno von Archimboldi; de alguna forma, Archimboldi es la madre patria y todas las demás historias son sus colonias, algunas más importantes y por lo tanto más controladas por la metropoli (los críticos, Haas) y algunas más lejanas (Fate, Amalfitano). En ese universo lleno de historias amenazadas por la muerte, en ese desierto que rodea a Santa Teresa donde la noción de salvación es tan próxima como la noción de muerte, Bolaño intenta formular literariamente el concepto de irrealidad.


Kant decía que todas las percepciones de lo que existía empíricamente se estructuraban en términos de espacio y tiempo; la idea es que Bolaño también hace eso pero con el signo inverso: construye una negación del espacio para captar el concepto de la irrealidad.

La parte del Desierto
¿Qué es el desierto sino el espacio negado? Supongamos que el desierto implica un lugar básico de rechazo; es la naturaleza misma la que no permite la percepción humana o, si la permite, se obtiene una deformación de ella a través de una visión o un espejismo. En 2666, el desierto es uno de los núcleos oscuros, de los “centros ocultos” de los cuales habla Ignacio Echeverría; sin embargo, a diferencia de los Detectives Salvajes, la novela no se ahonda en el desierto, sino que lo tiene siempre como periferia, como amenaza permanente pero nunca concretada. En ese sentido, Santa Teresa es el último mojón, el eslabón más cercano, que recibe su atracción y su carácter hipnótico– por ejemplo, para Lotte, para Pelletier, para Espinoza – justamente de esa cercanía, que permite tener casi todas las sensaciones del desierto sin internarse en él.

Lalo Cura y Florita Almada viven en la periferia de Santa Teresa, aún más cerca del desierto; Bolaño parece construirlos como aquellos que saben bastante más que los demás (por esa misma cercanía?) pero que no terminan de articularlo en palabras. Florita, la Santa, puede ver los rostros de las asesinadas y Lalo pertenece a una estirpe que representa la subcultura de la violación de mujeres.
“Vivir en este desierto, pensó Lalo Cura, es como vivir en el mar. La frontera entre Sonora y Arizona es un grupo de islas fantasmales o encantadas. Las ciudades y los pueblos son barcos. El desierto es un mar interminable. Éste es un buen sitio para los peces, sobre todo para los peces que viven en las fosas más profundas, no para los hombres.”

La parte de la guerra.
“A Hans Reiter no le gustaba la tierra y menos aún los bosques. Tampoco le gustaba el mar o lo que lo común de los mortales llama mar y que en realidad sólo es la superficie del mar, las olas erizadas por el viento que poco a poco se han ido convirtiendo en la metáfora de la derrota y la locura. Lo que le gustaba era el fondo del mar, esa otra tierra, llena de planicies que no eran planicies y valles que no eran valles y precipicios que no eran precipicios.”

Cuando se lo llamó a la guerra, Hans Reiter quiso entrar en la Marina alemana, en la División de Submarinos; dada su altura descomunal, su pedido fue rechazado jocosamente y lo destinaron a la Infantería.

La guerra, especialmente si uno era alemán y debía participar de una guerra de conquista, supuso que las fronteras dejaran de tener un sentido clásico; las fronteras no dividían absolutamente nada para un soldado, sino que siempre debían ser traspasadas; así, Reiter recorre buena parte de Europa en su periplo militar, casi sin darse cuenta de lo que hace.

Así, Reiter llega a una isba en la aldea de Kostekino, donde halla un escondite detrás de una chimenea y encuentra el diario de Boris Ansky, un escritor soviético que es aclamado y luego perseguido por el partido; ahí, en esa chimenea diminuta, en la cual Reiter entra incomodosimo, en la cual lee constantemente el diario de Ansky, Reiter descubre dos cosas que marcan buena parte del futuro de 2666. La primera, al pintor Giuseppe Arcimboldo; la segunda, que el interior de la chimenea, concebido artesanalmente como escondite, nunca había sido utilizado como tal, sino sólo como lugar donde esconder el diario; es decir, que ese espacio era, en todo caso, la negación de la humanidad y la afirmación de un evento de otro tipo – en este caso, literario - ,así como las planicies del fondo del mar no son planicies sino otra cosa; así como el desierto no es para los hombres, sino para los peces.

(sigue luego)

10 comentarios:

Playmobil Hipotético dijo...

que no haya comentarios a ESTE post, el de nuestro intimo mas intimo, es una mala señal.

Anónimo dijo...

.Qué le puedo decir, mi queridísimo playmobil? Sólo una cosa: es un placer que usted postee acerca de Bolaño.

Libelula de Acero dijo...

Solo le puedo decir que estoy buscando Los detecives salvajes de bolaños (creo que llamadas no lo refleja tan bien como uds lo describen) y no logro dar con él.
Y empezar con 2666, cuando vi el volumen de hojas, como que me dio cosita....

Eugenia Rombolá dijo...

2666 pasó por mis manos, pero su tamaño me intimidó, aunque creo que valdrá la pena leerla.
Excelente lectura la suya.
Saludos.

Playmobil Hipotético dijo...

libélula; hace algún tiempo (dos meses ponele) lo había visto en una librería de la calle cabildo; pero no sé; si, llamadas no es el mejor
eugenia: es intimidante pero como todo lo que intimida también seduce
luciana: no mienta, no mienta, que igual le voy a seguir hacienod la especialidad de villa urquiza-parque patricios

Anónimo dijo...

manos a la obra:
1)de las dos guías de lectura (que no, quizás, 'hipótesis de lectura') me gustó más la que hace de ciertos lugares otra cosa que lo que son, o que lo que se pensó que eran, o cómo se los pensó, o utilizó o dejó de utilizárselos: desiertos y chimenea y fondos de mares no son los sitios precisamente más propicios para el desarrollo cómodo o persistente de una actividad humana tipo. Claro: podemos resignificarlos como lugares de aventura, justamente por su matiz exótico dado, en buena medida, por lo arduo o intimidante que nos resulta. Dijiste que lo intimidante atrae: lo arduo también.
2)La idea del desierto como agujero negro, como polo de negatividad e incluso de negatividad moral: el mal, es algo más trillada. Digo: lo trillado, y debería haber dicho clisé en realidad, es la idea de negatividad absoluta. Dije clisé y debería haber dicho, ¿qué? ¿arquetipo, símbolo, parada habitual del inconsiente colectivo o de nuestra tradición estética? Comprendo, entonces, que es inevitable que nos atraiga por eso mismo, porque fuimos educados de esa manera, y concedo.
3)La lectura de Lalo y Florita como vida que no puede decirse, y como vida que por ser vida es violenta es otro acierto tuyo y otro tópico o clisé u obsesión de Bolaño. Es curioso, pero ese mal absoluto lo relaciono más con el alemán agringado (que era inocente, pobre diablo) o con el videoadicto de la parte de Fate, que nada hace pero todo amenaza.

PD:disculpe las demoras en el comentario. Pero usted sabe como es esto del BAFICI.
PD2:espero la segunda parte.
PD3:picaste en punta. Un elogio de raigambre bolañesca: un post valiente. Valiente porque arriesgarse a la vaca sagrada que ya es '2666' (EL clásico de Bolaño, si sólo uno quedara de él -lo que no va a ser el caso en los próximos 500 años.). Valiente también por lo íntimo (más o menos original según el caso) de las líneas de lectura.

Playmobil Hipotético dijo...

gracias, pailos, necesitaba el minimo empujon y la minima puteada; el gringo tiene su protagonismo en la segunda parte que estoy publicando right now. Creo que el argumento más fuerte para pensar en la negación del espacio es uno que no publiqué y que se pregunta por qué Morini que, en definitiva, es el único que termina teniendo algún beneficio de todos los personajes; la idea serìa que Morini, dada su condición física, es el único que sabe como "moverse" en un mundo donde el espacio le es negado perpetuamente. Pero me pareciò hasta de mal gusto ponerlo en el post principal; ahora no sé si es de mal gusto; empecé a pensar por qué Morini era lisiado, por qué él, quien era el único que era "feliz" en la novela y cuando terminara la novela. Y la única respuesta que se me ocurrió fue esa.

Anónimo dijo...

Bueno, macho, esta hipótesis sí me gusta, me (agárrense que voy a exagerar) encandila, y no: no la había visto (no completamente) antes que vos la señalaras.
Un reparo: hacer hincapie en el desierto que M no frecueta para explicar su don es poner el acento en el lugar incorrecto (por más que aciertes con la hipótesis del desierto como maldad absoluta, digo). Hay que insistir en Morini, en sus méritos ínsitos (digamos).

Anónimo dijo...

Que un post no tenga comentarios no siempre es un mal signo: a veces es la prueba de que quienes lo han leído acto seguido han tenido que apagar la computadora y sostenerse la mandíbula con la mano para que no se les caiga y, obviamente, no pueden escribir un comentario. Pero quizás esté genalizando mi propio caso.
Como dice Pailos, atreverse con 2666 es de una valentía que muchos críticos expertos en B. no han exhibido hasta ahora. Con respecto al desierto, no siempre es la metáfora del vacío, a veces es la metáfora de la otredad radical, del espacio que no puede ser pensado o representado. Pienso en la Argentina hasta 1870, en la Argentina del Martín Fierro (ida) cuando un hombre que debe una muerte bien puede echarse una tropilla y dejar atrás las últimas poblaciones para internarse en el "desierto" de los ranqueles, la Pampa húmeda justamente, fuera del Estado y todas sus instituciones.

srb dijo...

es increible encontrarse hablando de archimboldi, no se como seguir igual despues de terminar 2666. por suerte estan estos espacios que prolongan la lectura y la permanencia del tema, se puede interpretar de varios puntos, inclusive la apologia de la masturbacion, y el futuro planteado es la realidad, lo desconocido (no-ficcion), la muerte.