type='text/javascript'/> Mundo Playmobxx: Sindicato (ii)

12.5.06

Sindicato (ii)

(viene de acá)

Si bien la coartada del sindicato fue confirmada por los distintos peritajes médicos que se realizaron y por los testimonios de los vecinos del suicida, de acuerdo con quienes Benítez “era una persona un poco rara”, el Ministerio montó una operación de prensa para que se magnificara el suicidio, pusiera a la opinión pública en contra del gremio y éste tuviera que ceder en sus reclamos más extremos. Las autoridades más altas del Ministerio brindaron una larga conferencia de prensa y repitieron lo que habían pensado desde el principio, que “las actividades del Sindicato se habían convertido en ilegales y que, por lo tanto, se iba a intervenir la cúpula sindical.”

A partir de las 18.25 de ese mismo día, la Policía ingresó en la sede del Sindicato, en donde encontró escritorios, sillas, armarios, ficheros y fotos de Evita y de Perón pero a ninguno de sus miembros. A las 18.40, en la Estación Avellaneda, se arrojaron dos hombres con sus carnets de afiliados aferrados a su mano derecha; en la izquierda, portaban hojas de papel canson número 5 en las cuales aparecían ellos mismos retratados en su oficio de ferroviarios, algo que habían realizado sus hijos el día en que la señorita del grado les pidió que contaran de qué trabajaban sus padres. A las 19.25, una vez que fueron removidos los cadáveres, y que el mismo tren siguió su curso, se arrojó una persona en la Estación Bernal, también con su carnet de afiliado en una mano pero con una botella de ginebra “Tres Plumas” en la otra.


Mientras los periodistas intentaban en vano hablar o bien con los dirigentes sindicales o bien con los punteros sindicales o bien con algún miembro del Sindicato, el Ministerio se comunicó con el Departamento de Policía y le exigió una guarda policial en los andenes de todas las estaciones y en las zonas aledañas, lo cual fue cumplido después de una promesa de aumento presupuestario para las comisarías afectadas al operativo.

Al día siguiente, los diarios pusieron en sus tapas los hechos del día anterior: “Vuelven las muertes sindicales”, “El sindicato de la muerte”, “¿Quién se acuerda de los pasajeros?”, “Heroica resistencia”, “Sindicato de Suicidas” fueron algunos de los títulos. El último de ellos fue el que más éxito tuvo en la opinión pública, algo que Daniel Valpert, su autor, reconoció en cuanto los noticieros comenzaron a utilizar ese nombre para referirse al gremio.

Ese mismo día, a las 17.54, tres hombres se arrojaron al paso del tren en las cercanías de la Estación Sarandí mientras tres policías transpirados perdían sus gorras tratando de alcanzarlos; veinte minutos más tarde, se hizo presente en el lugar de los hechos Valpert con un fotógrafo. Luego de rutinarias charlas con los tres policías, con el comisario, con una señora que insistía en haber visto absolutamente todo, en conocer a esos, Valpert se acercó a las tres bolsas de consorcio negras que contenían los restos de los sindicalistas, las descubrió y se quedó un largo rato observando lo que podían haber sido sus rostros, hasta que el fotógrafo lo arrastró hasta la camioneta del diario.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente, muy copado El Sindicato.

Anónimo dijo...

insisto con mis congratulaciones y con la evaluación realizada a propos de la parte uno. El relato es excelente, y lo es por un cúmulo de características que resaltan más por el contraste entre sí: el registro periodístico de hechos, digamos, no ordinarios, sindicalistas suicidas, un ligera sugerencia de acontecimientos no ya no ordinarios, sino (llamémosle) extraordinarios (como lo sería una logia superior al sindicato operando en él, o la personificación de 'el sindicato' como entidad suprahumana con deseos e intereses, y capacidad de concretarlos).
Estaba buscando una filiación. Lo más cercano que encuentro es el Wilcock de 'La sinagoga de los iconoclastas', en la que también en un tono neutro (de crónica, de reseña, de divulgación científica) se hacen constar en actas acontecimientos raros (pero, en general, no fantásticos). Decir Wilcock es decir palabras mayores.
Hay acá un giro hacia lo detectivesco o policial. (Apoyo el giro qua giro -me gustan las vueltas de tuerca-, pero también apoyo porque me gustan las historias policiales.) Otro giro, que es el mismo, es la aparición de un protagonista (que quizás fuerce el abandono o la languidez del tono periodístico, curiosamente). Veremos...

Playmobil Hipotético dijo...

flavio: no me había dado cuenta lo de Neustadt; es muy fuerte, por cierto. La idea es que lo que intervenga en el relato y en el sindicato mismo no sea algo ajeno, sino algo propio; pero vamos a ver cómo termina resultando.
modosito: gracias por las cosas que dice y pase seguido.
pailos: ignorante de mí, no conozco wilcock; si no entraba alguien, el relato se convertía en, realmente, una crónica periodistica; especialmente después de que ayer se suicidara otro cuando me iba a tomar el tren.

paula p dijo...

ay, uè medidas de ternura, los dibujitos!

ahora, bien, de uè año estariamos hablando, porque este darlo-todo habla de un aceleramiento de la fase tardia del capitalismo, acaso ? estaria acercandose un acabose? futurismo?