Cha cha cha y la revolución
Debo ser uno de los pocos pelotudos que se mojaron ayer mientras caían diez gotas. Como me cayeron todas juntas, me cansé, no fui a ver la de Almódovar y me volví a casa.
Cuando me acordé de que Volver está pasando Cha cha cha los viernes a la noche, me puse más contento. Es la primer temporada de Cha Cha Cha, una después de que hubieran empezado con De la Cabeza.
Cha cha cha marcó una especie de marco de amigos; estaban los que lo entendían y los que no. Yo era amigo de los que lo entendían, en realidad de los que se reían. Es verdad que, por ejemplo, no marcaban ningún marco de mujeres. Nunca pude ver Cha cha cha con una novia. Primero pensé que era que no lo entendían, que no estaban preparadas. Después, cuando la cinta empezó a gastarse de tanto pasar el mismo casette – realmente, ahora no lo puedo ver más – me dí cuenta que el problema era mío. Soy insoportable viendo Cha cha cha.
Tenía tres prolijos videos que había grabado de toda la temporada del 96 y tenía una especie de obsesión insana; por ejemplo, los grababa cuidadosamente, poniendo pausa cuando venían la publicidad. El resultado es que son como 4 horas de Cha cha cha, de absurdo tras absurdo. Obviamente, llegó un punto donde me lo había aprendido de memoria y donde sabía qué cosa venía después de cuál.
Como toda gran cosa que se mantiene a través del tiempo, Cha cha cha tuvo un desarrollo claramente regresivo, que tuvo como exponente máximo cualquier película que hacían – desde los trillizos Bonano hasta Me quedé ciego – y como exponente mínimo Alakrán en la revista porteña o los midachi recreando el sketch de los gays que lo acosaban a Casero heladero, a Casero guardaparque, etc., pasando por Delikatessen y Todo por dos pesos a Todas las azafatas van al cielo.
El humor de Cha cha cha era una revolución dirigida exclusivamente a una generación, probablemente la mía. Pero como toda revolución, una vez que disparan a los relojes, el tiempo vuelve a correr y lo revolucionario se convierte en lo estable. Entonces, ocurre lo inevitable; una sarta de idiotas comienzan a hacer lo mismo, haciendo creerles a los incautos que la revolución ocurre ahora, en este mismo lugar cuando, en realidad, se parecen más a el Politburó.
Cuando me acordé de que Volver está pasando Cha cha cha los viernes a la noche, me puse más contento. Es la primer temporada de Cha Cha Cha, una después de que hubieran empezado con De la Cabeza.
Cha cha cha marcó una especie de marco de amigos; estaban los que lo entendían y los que no. Yo era amigo de los que lo entendían, en realidad de los que se reían. Es verdad que, por ejemplo, no marcaban ningún marco de mujeres. Nunca pude ver Cha cha cha con una novia. Primero pensé que era que no lo entendían, que no estaban preparadas. Después, cuando la cinta empezó a gastarse de tanto pasar el mismo casette – realmente, ahora no lo puedo ver más – me dí cuenta que el problema era mío. Soy insoportable viendo Cha cha cha.
Tenía tres prolijos videos que había grabado de toda la temporada del 96 y tenía una especie de obsesión insana; por ejemplo, los grababa cuidadosamente, poniendo pausa cuando venían la publicidad. El resultado es que son como 4 horas de Cha cha cha, de absurdo tras absurdo. Obviamente, llegó un punto donde me lo había aprendido de memoria y donde sabía qué cosa venía después de cuál.
Como toda gran cosa que se mantiene a través del tiempo, Cha cha cha tuvo un desarrollo claramente regresivo, que tuvo como exponente máximo cualquier película que hacían – desde los trillizos Bonano hasta Me quedé ciego – y como exponente mínimo Alakrán en la revista porteña o los midachi recreando el sketch de los gays que lo acosaban a Casero heladero, a Casero guardaparque, etc., pasando por Delikatessen y Todo por dos pesos a Todas las azafatas van al cielo.
El humor de Cha cha cha era una revolución dirigida exclusivamente a una generación, probablemente la mía. Pero como toda revolución, una vez que disparan a los relojes, el tiempo vuelve a correr y lo revolucionario se convierte en lo estable. Entonces, ocurre lo inevitable; una sarta de idiotas comienzan a hacer lo mismo, haciendo creerles a los incautos que la revolución ocurre ahora, en este mismo lugar cuando, en realidad, se parecen más a el Politburó.
14 comentarios:
Notable cómo la clase "mujeres" se ve identificada con la clase "novias de P.". Eso me hizo sentir como una no-entidad, con lo cual me veo imposibilitada de emitir la opinión que pensaba emitir respecto de Cha-cha-cha. Ahora entiendo al calvo Rey De Francia.
no se vea inhibida, S. Usted sabe que en el fondo todos los varones somos machistas (y PH tiene la computadora instalada en el fondo de su pensión).
Una sola cosa sobre Cha cha cha (o De la cabeza, ya no me acuerda). La cosa era así: yo me instalaba frente a la pantalla, esperando el momento en que irrumpiera el Ministro de Ahorro Postal, Gilberto Manhattan Ruiz (el Gordo Casero triangular y pelado). Me desafiaba. Me decía: esta vez NO te vas a reír.
Todavía lo intento.
Siempre fallo.
Sí, a mí me llegaron las repeticiones de i-sat y siento lo mismo que vos. A mí generación le tocó el alma Todo x 2 pesos, que dividió y unió a personas en el colegio (lo mismo pasó con Okupas). lástima que nunca puedo agarrar chachacha los viernes porque (ops, qué casualidad) estoy en la casa de mi novia.
sinceramente, logré reírme bastante con todo por $2, algo con los cuentos sádicos de alacrán (en cha cha cha) y muy muy poco con lo que logré ver de las primeras "temporadas" de cha cha cha en i-sat. nunca fui un gran fan del programa, creo que porque era uno de esos que no lo entendia, para ser sincero.
ahora tenés razón en lo que decís, la revolución es un vuelco, un punto, un límite. por eso, vivir en la revolución es imposible. no sé qué tiene que ver con lo que venía diciendo, pero bueno, tenía ganas de decirlo. si se presnta la oportunidad me explayaré más al respecto en otro espacio.
saludos
España campeona, y Gasol el mejor jugador, oeeeeee
siempre pensé eso, que cha-cha-cha era lo más parecido a una marca generacional. por lo menos la única marca que se me ocurría para mi generación. También los Simpsons. Si querés ver acá escribí sobre esto:
http://diariodeunviajeamisiones.blogspot.com/2006/05/para-una-definicin-del-trash.html
saludo
Para mí no se trata de una cuestión de comprensión. Generalmente, disfruto de cosas que no comprendo (y comprendo cosas que no disfruto, por supuesto). Casero no necesita, y diría que no admite, explicaciones.
Mire, le iba a hacer un comentario pero mejor no, me va a acusar de snob (y algo de razón tendría). Lo conozco, PH.
s.; usted siempre es una entidad. emita emita que sé que entiende chachacha.
mp: una vez se enojo mucho manhattan cuando le tiraron un chancletazo a su tía.
fideos; es que es casi una verdad que no se puede ver chachacha los viernes
lucas: aunque no entiendas, no te preocupes, explayate cuando quieras;
garatusa: y sí, los griegos jugaban peor y ustedes mejor. lastima que gasol tuvo que mandar a su hermano menor
charlygr: sí, sin duda; ahora lo leo. gracias por pasar
pl: ahora entiendo
cutipaste: a esta altura... somos todos snobs
J'suis snob...
foutrement snob
tous mes amis le sont
on est snobs et c'est bon
que las mujeres no entendiamos chachacha es una mentira terrible y fea, playmobil, sepaló
A mí me gustaban los Cubrepileta, la familia italiana que tenñia un hijo chino (porque la esposa le había metido los cuernos) pero el gordo asesinaba a todos los que le dijeran que su hijo era chino en lugar de italiano.
Sí, es verdad, pero Marc Gasol se comía al...chonakis o algo así (como todos los griegos). Para quien no sepa a quién me refiero, es a la mole de color oscuro que entraba, hacía falta y salía.
Yo tenía un novio fanático de chachacha y como la video era mia, lo grabábamos en casa. El decía que 10 años después iba a mirar ese video y se iba a reir con las mismas ganas. Cuando levantaron chachacha se casó con una chica que mira pelis de Robin Williams; yo me quedé con chachacha.
A veces lo miro, pero sigo sin entenderlo.
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