Mundial impopular (ii)
Si había algo más impopular que el Mundial de Basket, lo encontré. Se llama Mundial de Voley. Como en una especie de japonización de los mundiales impopulares, que nos acostumbre a que Japón vaya a tener una bomba atómica y que domine un mundo eficiente y lleno de samurais, de nuevo hay que ver los partidos a los horarios donde estoy pensando si me tendría que ir a dormir.
Evidentemente, Argentina tiene un problema de altura insalvable; casi ninguno de sus jugadores pasa los 2.05 y si bien pueden llevar una vida normal y tomarse un avión sin tener que agachar demasiado la cabeza, eso no les sirve, por ejemplo, para poder tener un saque más contundente.
Además, claro, que tener más cerca la cabeza del piso no les hace que dejen de tener el clásico bajón anímico y espiritual de la selección argentina. En uno de los deportes donde más se necesita de una especie de mente colectiva que piense por todos y cada uno, la selección siempre se caracterizó por lo que en cualquier deporte se llama “falta de Sangre”; “síndrome de Riquelme” (perdón Mamá de Riquelme, no lo hago más), o falta de calor en el pecho. Ganarle cagando a Túnez es una señal de eso. O las caras de los jugadores queriendo que todo termine también.
Por eso, PH quiere que el mundo comunista vuelva a apropiarse del volley. Otro ideal que los rusos vienen a cagar perdiendo con Polonia después de ir dos sets arriba.
Evidentemente, Argentina tiene un problema de altura insalvable; casi ninguno de sus jugadores pasa los 2.05 y si bien pueden llevar una vida normal y tomarse un avión sin tener que agachar demasiado la cabeza, eso no les sirve, por ejemplo, para poder tener un saque más contundente.
Además, claro, que tener más cerca la cabeza del piso no les hace que dejen de tener el clásico bajón anímico y espiritual de la selección argentina. En uno de los deportes donde más se necesita de una especie de mente colectiva que piense por todos y cada uno, la selección siempre se caracterizó por lo que en cualquier deporte se llama “falta de Sangre”; “síndrome de Riquelme” (perdón Mamá de Riquelme, no lo hago más), o falta de calor en el pecho. Ganarle cagando a Túnez es una señal de eso. O las caras de los jugadores queriendo que todo termine también.
Por eso, PH quiere que el mundo comunista vuelva a apropiarse del volley. Otro ideal que los rusos vienen a cagar perdiendo con Polonia después de ir dos sets arriba.
1 comentario:
Me molesta del voley esta mariconada de hacer una rondita, tocarse todos apretaditos y gritar juntitos ... despues de cada tanto !!!
Alcanza con un "Bien macho, le rompimos el culo" al final del partido ganado ...
Eso de andar tocàndose ...
Gente grande ...
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